Senti la necesidad de ayudar a morir a alguien que no conocia, NO, “No la mate” y no murio en mi turno, solo me tome unos.minutos y le acaricie el cabello, de inmediato su expresion de dolor cambio, jadeando aun con oxigeno a tope. casi inconciente acurruco su mejilla en mi mano, como “refugiandose” , le dije “Duermete. No estas solita, te estamos cuidando!”. La deje unos minutos recargarse en la palma de mi mano , y con la derecha le acomode la mascara y le segui acariciando el cabello. Su respiracion empezó relajarse y a bajar. Hizo un gesto de alivio muy enternecedor apegandose a mas a mi mano y se quedo dormida sintiendose acompañada. Cuando me fui coloque un rollito de sabana con cuidado de no despertarla para sustituir mi mano en su mejilla. Se que ya eran sus ultimas horas,pero al menos me voy tranquila sabiendo que se fue apagando en paz . No hay medicamento que alivie el dolor emocional de un moribundo. Nada puede sustituir un minuto de calidez humana para quien ya no le queda nada mas que unas horas o unos minutos , y que por causa del COVID y el aislamiento estricto ese ultimo instante se esta viviendo en soledad lejos de sus seres queridos
No siempre hay tiempo, no siempre se puede, pero cuando se pueda, hagamos que todo este encierro no sea en vano Cuando la medicina y el cuerpo ya dieron todo lo que tenian que dar, nuestra presencia es lo unico que tienen#Testimoniodeunangelvecino… Gracias Yessenia
